Pinceladas Esther

Pinceladas Esther
La riqueza de cada casa está en la capacidad de sus habitantes y de dejarnos sorprender por la vida, cada situación requiere esfuerzo. Abrir cajar y armarios siempre remueve la historia compartida y prepara para lo que está por llegar.

sábado, 3 de junio de 2017

"Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas" Jn 20
Juntos, la mejor forma de poder sobrellevar y compartir la vida, todo lo que nos sucede, lo que vivimos, lo que nos mueve o nos paraliza, nos alegra o nos cuesta de sobrellevar, con los amigos que ponen el hombro cuando es necesario y a la vez podemos reírnos juntos, comer y beber.. Vivir
Al anochecer, sí, cuando uno ya puede retirarse, a compartir lo que es y vive con aquellos con los que la unión es más fuerte que lo que nos sucede,  nos lo contamos y podemos intentar leer el sentido profundo de todo lo que nos acontece.
Con las puertas cerradas, porque hay momentos de estar solos, para compartir la intimidad personal y de grupo, desde la profundidad de uno mismo, dada a los demás sabiéndonos unos y otros en tierra sagrada.
Así estaban los amigos de Jesús aquella noche, una semana después de que les dijera que se iba al Padre, pero enviaría a su espíritu. Así estaban, esperando, confiando... o no, pero juntos, al anochecer y con las puertas cerradas, Sí, compartiendo vida y sentires.
Así, podemos invocar esta noche al Espíritu, porque falta nos hace vivir según su luz, para poder VIVIR juntos, al anochecer, o cuando la vida parece anochecer.

Y juntos decir:

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquecenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Hoy es una noche de estar juntos sabiéndonos esperando la vida y la posibilidad de transformación para una nueva mañana.


¡¡¡Feliz Pentecostes!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario